Sólo 36 por ciento de las trabajadoras en México poseen una cuenta de ahorro para el retiro, pese a que representan 41 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA); además, la mitad de ellas sólo tiene 20 mil pesos guardados para su pensión, lo que refleja que las mujeres aún presentan grandes obstáculos para acceder al empleo formal y, por ende, a mejores salarios que les permitan asegurar una pensión digna.

De acuerdo con un análisis realizado por Moody’s, las disparidades del mercado laboral, el trabajo informal y menores sueldos de cotización han provocado que el número de cuentas de Afores de las mujeres se vea superado por las de los hombres, quienes acumulan 49 por ciento.

A su vez, los saldos de las trabajadoras son menores que los recursos administrados por la población masculina, pues, mientras ellas poseen 35 por ciento de los ahorros totales registrados en el Sistema de Ahorro para el Retiro, los hombres representan 61 por ciento del monto total en el SAR.

En entrevista con La Razón, remarcó que a la desigualdad en ingresos entre hombres y mujeres hay que en este Gobierno no se avanzó en la consolidación de un Sistema Nacional de Cuidados y al tener una sobrecarga de actividades domésticas y sin remuneración, esto les impide aumentar sus ingresos e insertarse al mercado laboral formal.

Lo anterior también se ve reflejado en el estudio de Moody’s, que explica que el tiempo que una mujer cotiza es menor a la densidad de cotización de los hombres, lo que provoca que el saldo medio de ahorro de las mujeres se ubique en 79 mil pesos; una diferencia de 23 por ciento respecto al saldo medio de ellos, que alcanza los 103 mil pesos.

Destaca, además, que entre las cuentas de Afores de las mujeres también hay disparidades, pues alrededor del 50 por ciento de las mismas (alrededor de 13 millones de cuentas) tienen un saldo promedio de 20 mil pesos. En contraste, la otra mitad de las cuentas registra un saldo promedio de 135 mil pesos.

“Las mujeres con menor capacitación, sueldos más bajos y mayor intermitencia de cotización son las más desprotegidas. En adición las que no tienen acceso al SAR y son la diferencia respecto a la PEA, no acumulan ahorro por su condición de informalidad y subocupación”, agrega la calificadora Moody’s.

En este sentido, el secretario ejecutivo del Coneval afirmó que una opción para mejorar los ingresos de las mujeres y reducir la brecha salarial de género sería continuar con incrementos al salario mínimo, pero que sean mayores para las trabajadoras que para los hombres; asimismo, se apliquen esquemas de prestaciones preferenciales hacia las mujeres y se den incentivos fiscales a empresas que promuevan el empleo formal para ellas.

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