Sistemas de protección social sostenibles: desafíos nuevos y existentes
Por Organización Internacional de Empleadores
Los sistemas de protección social ocupan un primer plano en el debate mundial.
Pese que ha sido así desde hace décadas, su pertinencia ha aumentado debido a
los cambios demográficos, el cambio climático, las crisis económicas mundiales,
la reciente pandemia de COVID-19 y la aparición de nuevas tecnologías y formas de
trabajo. La Organización Internacional de Empleadores (OIE) participa de forma activa
en los debates mundiales y ha contribuido al diseño de los objetivos y las estrategias
destinados a mejorar los sistemas de protección social. Este documento pretende
fundamentar el debate y contribuir con ejemplos y buenas prácticas.
Aumentar la cobertura y mejorar los sistemas de protección social puede fomentar
la inclusión, la productividad y el desarrollo económico. No obstante, para que esto
ocurra, la expansión de la protección social solo puede lograrse de forma progresiva y,
de este modo, garantizar la sostenibilidad. Las realidades económicas y sociales varían
enormemente entre países y, por ello, no existe una única solución que se adapte a
todos. Al diseñar una reforma, es importante considerar la situación macroeconómica,
la fortaleza del mercado laboral y el grado de espacio fiscal de los gobiernos. Si no
reconocen las limitaciones y las oportunidades, los países corren el riesgo de influir
negativamente en los mercados laborales, el empleo, la formalización y el desarrollo
económico. La protección social es un componente integral de la economía y el
mercado laboral. Como tal, los gobiernos deben evaluar la eficacia del sistema de
ingresos y los mecanismos de gasto para fomentar la inclusión y el crecimiento.
La protección social es fundamental para la transformación productiva de la
economía, en especial, los cambios estructurales hacia actividades de mayor
productividad. Funciona para la inclusión de las personas en situaciones vulnerables,
incluidas las mujeres, los migrantes, las personas con discapacidad, los jóvenes y los
mayores. Mejorar la oferta y la distribución del trabajo, así como reforzar y estabilizar
la demanda agregada también depende de un sistema de protección social firme. Al
diseñar este apoyo a las políticas, los países necesitan evitar las trampas de la pobreza
y las políticas que incentivan la informalidad. La falta de registro sigue siendo una
barrera a la expansión de la protección social, ya que restringe la base impositiva,
afecta a los ingresos y reduce el espacio fiscal. La transición de la informalidad a la
economía formal es una de las vías más deseables para aumentar el espacio fiscal y
permitir que se siga avanzando hacia la consecución de la cobertura universal
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