Perú. Pensiones: “El mundo nos está demostrando que no somos capaces de sostener beneficios definidos”

Tanto en el Ejecutivo como en el Legislativo existen hoy comisiones que tienen por encargo diseñar una propuesta de reforma del Sistema de Pensiones. Si bien existen puntos de consenso, existen otros que aún generan controversia. Una de ellas, asociada a la solidaridad y la capacidad del Estado para financiar la cobertura.

En entrevista, Alice Gutiérrez, Directora del negocio de ahorro y retiro de SURA Asset Management y experta en sistemas de pensiones, sostiene que ambas partes deberán lograr un consenso entendiendo que, para el caso de la pensión mínima, esta deberá actualizarse a largo plazo siendo conscientes de los recursos con los que hoy cuenta el Estado.

La solidaridad dentro del sistema previsional peruano es uno de los temas más delicados. ¿Cómo implementarla adecuadamente?

El tema de la solidaridad es complejo de tomar. Tiene muchos adeptos y muchas personas en contra. Todos los países han tenido una fórmula distinta para esa solidaridad. Yo creo que deben ser los dos lados. El Estado es solidario en programas no contributivos. Y si se quiere tener un pilar semi contributivo donde uno quiera ayudar a las personas que no hayan logrado los requisitos de aportes, entonces es el Estado el que debe hacer el esfuerzo. Por otro lado, la solidaridad de nosotros viene no solo del pago de impuestos. Quienes tenemos una mayor oportunidad en la vida debemos ser solidarios dentro del sistema. Y a eso me refiero con soluciones como los que ha planteado Colombia, un aporte dependiendo de un rango salarial superior para el fondo de garantía de pensión mínima. Ello permitirá cubrir a los que están muy cerca de llegar al objetivo de pensión mínima.

¿Hasta qué monto o qué momento se aplica esa solidaridad? Usted menciona pensión mínima, otro tema que ya logró consenso en el Perú. Sin embargo, no hay acuerdo aún sobre el monto.

Cuando un legislador propone una pensión mínima, tiene un espíritu de propuesta. Seguramente planteará un número alto. Después las instituciones como la superintendencia o los ministerios tomarán ese espíritu y definirán un número que muy posiblemente será más bajo. Puede ser difícil lo que voy a decir, pero este es una conversación de los dos actores. De lo contrario, no se llegará a un buen puerto. El Gobierno siempre irá por lo mínimo porque es lo que está en capacidad de pagar. Pero también hay que entender que la sociedad debe pagar impuestos y no todos lo hacen. En Colombia, ninguna pensión debe ser inferior al salario mínimo. Si un afiliado a punto de jubilarse no logra alcanzar una pensión de salario mínimo, se le devuelven los aportes y la rentabilidad. ¿Qué pasa cuando pongo beneficios muy altos? Lo que estabas buscando, no lo estás logrando. Entonces, el Estado ingresa a subsidiarlo. Pero hoy los subsidios en Colombia del sistema privado hacen que sea altamente regresivo de cara a la salud financiera del Estado. Es una discusión difícil.

Pero que se deberá definir dentro de la reforma.

Seguramente, pero hay que enfrentarla desde el consenso. Entre el espíritu propositivo y de las capacidades del Estado. Entender que el Estado tiene recursos finitos y debemos considerarlos, pero también hay que retarlos un poco para no quedarnos tan bajo. Finalmente, línea de pobreza es línea de pobreza.

Esa pensión no debería perder capacidad adquisitiva en el tiempo. ¿Cómo lograr ello?

Eso debe ajustarse al momento de dar la reforma. Debemos considerar los movimientos inflacionarios y otros temas alrededor del sistema previsional. Entonces, deben existir alternativas circunscritas dentro de la reforma que establezcan instituciones que -al margen de la política- ajusten los parámetros técnicos. Hoy, muchos de los parámetros que hay en el país son los que nacieron en 1993. Pero los parámetros de cotización, de edad de jubilación, entre otros, no han cambiado. Requieres una estructura técnica que, al margen de la política, pueda hacerla. El mundo está cambiando el beneficio definido. El mundo está diciendo que no somos capaces de sostener beneficios definidos cuando estos son muy altos. Holanda es el ejemplo de eso. Holanda incorpora la capitalización individual porque los planes de pensiones que hoy pagan como beneficio definido son muy exigentes en capital en recurso. Los beneficios definidos van desapareciendo en la medida que tengan exigencias muy altas y para la totalidad de la población.

“Hay que encontrar la justa medida. Es un beneficio definido para quien corresponde y, adicionalmente, es una capitalización individual. En el medio, generas incentivos. El resto de la tarea la debe hacer uno.”

La organización del sistema previsional también es un tema de discusión en el país. A manos del Estado, está el riesgo de la mala gestión y administración de las pensiones. ¿No es ello suficiente argumento para descartar dicha idea?

Esto no es blanco y negro. No porque sea el Estado es que lo hace bien, porque es insostenible. Tampoco es que las AFP por ser del sector privado lo hagan bien, porque ello está en el devenir del mercado de capitales y porque hoy estamos viendo que es insuficiente. El caso boliviano es un buen ejemplo porque se aprobó la estatización del sistema en el 2010 y apenas este año está siendo realmente materializada. Se ha demorado tanto porque hay una operatividad que el Estado debe asumir en la gestión de los recursos. Ahora que la sociedad boliviana ya no desea ello, los afiliados no tienen otra opción pues todo está a manos del sector público.

“El Estado no tiene la capacidad de generar ofertas de valor alternativas. Limita un mercado que se supone que es abierto. Donde la gente podría elegir y ahora ya no pueden elegir, tengo el Estado. El Estado ni el privado son independientemente la solución, pero juntos sí lo son”

¿Qué reflexión tienes sobre lo visto en la discusión de la reforma en el Perú? Hoy existen comisiones tanto en el Ejecutivo y en el Legislativo para evaluar el tema.

Debe existir un punto de encuentro. Tanta divergencia que no culmina en algo, no está llevando a buen puerto. La conversación necesita una articulación del interés del Estado, del ciudadano, desde el empresariado. No solo en el Perú, pero cuando tenemos tantas propuestas sobre la mesa nos abrumamos y nos ahogamos en un sinnúmero de alternativas que al final nadie entiende por dónde se va el asunto. Hay países que lograron encontrar una coalición. Hay que buscar una conversación que nos ponga en la misma mesa. Que nos escuchemos, pero que también estemos abiertos a considerar a otros actores que pueden tener razón en su proposición. Y que en virtud del beneficio ciudadano, debemos encontrar un consenso.

 

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