Pensiones privadas, la asignatura pendiente de los gobiernos europeos

Si hay algo que preocupa a todos los españoles por igual es el futuro de las pensiones. El debate de la sostenibilidad del sistema público se reaviva, además, con los avances médicos que nos permiten vivir más años con mejor salud y con la crisis demográfica que supone que cada vez se tenga menos descendencia.

Por una causa u otra, la sostenibilidad del sistema público pende de un hilo. O al menos, eso parece. Desde que en el siglo XIX se creara el estado del bienestar, la sociedad ha evolucionado de forma exponencial, pero hay algo que se mantiene inalterable: el objetivo de protección de la pensión de jubilación. El profesor Javier Díaz-Giménez, del Departamento de Economía del IESE, señalaba en el estudio Las pensiones europeas y sus reformas recientes que “todos los sistemas de pensiones son formas de solucionar el problema de cómo vivir sin trabajar a partir de una determinada edad o de hacerlo con garantías”.

¿Cómo se ha hecho? A través de tres opciones: pensiones sociales, sistemas de impuestos y transferencias y sistemas de ahorro, explica el profesor. Europa estableció hace tiempo que las pensiones debían sustentarse en tres pilares: el primer pilar estaría compuesto por las pensiones públicas -las cotizaciones pagadas durante la vida laboral dan derecho al cobro de una pensión pública-; el segundo pilar estaría compuesto por los sistemas de previsión empresarial, es decir, los planes de pensiones de empresa -los trabajadores y la empresa se comprometen a crear un fondo de ahorro, habitualmente un plan de pensiones de empleo en el que aportan por igual o según lo establecido por convenio-; y un tercer pilar sustentado por el ahorro complementario privado.

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