México. ¿Colusión en las Afore?

Dos veces intenté en 2016 registrar aportaciones voluntarias en mi cuenta de Afore. Las dos fracasé. La señorita de Profuturo GNP Afore me solicitó llenar formatos, registrar cuentas, esperar. Obedecí. Pero nada. De hecho, hasta para obtener una cita había que esperar semanas, de otra forma es imposible apersonarse en la sucursal para algún pequeño trámite. Ya ahí, se observa gente mayor sufriendo, incluso llegando en silla de ruedas, y escuchar la imponente voz de gendarmería: “¡¿Tiene cita?!”.

Las Afore viven en un espacio competitivo muy peculiar, que les permite simular que luchan para ganar la lealtad del cliente. Pero lo cierto es que no lo hacen. Te tratan como quieren. Por un lado, presumen el rendimiento que generan, pero por otro carecen de una vinculación verdadera con la gente. ¿Por qué ocurre esto? Porque el cliente está hasta cierto punto cautivo y los mecanismos para migrar de Afore, si bien existen, requerirían de un conocimiento mayor de la población sobre el tema. La ignorancia de la gente reduce los niveles de exigencia, y de eso las Afore se aprovechan.

Hace unos días un ‘mega’ empresario me dijo que conocía de un acuerdo secreto entre las Afore para reducir al mínimo su gasto publicitario, a fin de aumentar su rentabilidad. Suena lógico, aunque difícil de probar, debido a que es por mandato de ley tener una cuenta por cada trabajador. Así, resulta innecesario esforzarse mercadotécnicamente para diferenciarse de la Afore competidora. De tal suerte, a las Afore les resulta más rentable permanecer estáticas con las cuentas que ya administran.

Fuente: El Financiero