La situación de las mujeres trans en el Perú: la lucha por empleos y servicios de salud de calidad

Durante el mes del orgullo, millones de personas y colectivos LGBTIQ+ se organizan para realizar marchas, manifestaciones y actividades que celebren su identidad; sin embargo, la lucha de este segmento de la población va más allá de estos 30 días, ya que, en realidad, para una buena parte de esta población, los conflictos suelen presentarse a lo largo de todo el año.

Perú y sus ciudadanos no son ajenos a esta realidad. Según una encuesta de Ipsos del 2023, el 71% de peruanos reconoce que los individuos homosexuales, bisexuales y transexuales son discriminados o muy discriminados.

Al ser una comunidad y no una organización que globalice aglutine a todos los colectivos LGBTIQ+, existen diferentes corrientes, objetivos y formas de ver el mundo. Sin embargo, si bien este país puede ser inseguro para las personas que no se identifican como heterosexuales en general, las mujeres trans tienen sus propias circunstancias que las posiciona en un lugar vulnerable.

Por ejemplo, de acuerdo al mismo estudio de Ipsos, pero del 2022, solo el 36% de entrevistados indicó que estaba dispuesto o muy dispuesto a contratar a una persona trans si tuvieran una empresa. Para fines de esta evaluación, se incluyó en este grupo a personas transexuales, transgénero o travestis. Esta cifra era superior en el 2019, ya que en este caso, el 40% estaba de acuerdo con otorgar una plaza.

La estigmatización también puede ser un inconveniente para su desarrollo personal. En este caso, desde el 2019, el 31% de ciudadanos sigue creyendo que el VIH – Sida es una enfermedad vinculada a personas homosexuales y trans.

Estrategias para inserción laboral

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha brindado parámetros para entender cómo se puede insertar a las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, intersexuales y queer en el mundo laboral. En ese sentido, subrayan que diversos estudios han confirmado los beneficios, también desde el punto de vista empresarial, de incluir a esta población en trabajos.

Por ejemplo, en el 2017 se creó en Sudáfrica el South African LGBT+ Management Forum con el objetivo de establecer centros laborales, seguros y equitativos en todo este país. Gracias a este esfuerzo, se publica dos veces por año un Índice de Igualdad en los Lugares de Trabajo en Sudáfrica (SAWEI) para comparar la información y resaltar las mejores prácticas.

En el Perú, el escenario laboral es especialmente hostil para las mujeres trans. En conversación con Infobae Perú, Anayely Anaya, presidenta y coordinadora de la Asociación Civil Estrella Fugaz Diversidad Inclusiva, explicó que todavía existe estigma y discriminación hacia ella y sus compañeras cuando deciden postular a un empleo.

“Por el documento que presentamos, cuando nos piden nuestro curriculum. Miran que nuestra identidad es femenina y miran en el documento otra condición. No ven la capacidad, ven solamente lo físico, lo que está externamente. Eso es en el trabajo y en otras instancias, hay rechazo en la sociedad”, afirma.

El problema alcanza a todos los ámbitos de instrucción, ya que, según Anayely, hay mujeres trans que han estudio carreras técnicas y profesionales, pero que no pueden desempeñarse en sus ámbitos debido a la discriminación que se repite tanto en los sectores privado, como en el público. “Hay chicas que han podido convertirse en enfermeras, psicólogas, y a pesar de que tienen su título, no ejercen”, lamentó.

Martín Soto, gerente de Asuntos Públicos y Sostenibilidad de Roche y Líder del proyecto KeroLab, explicó a Infobae Perú que si no se toman medidas, la exclusión, la vulnerabilidad y la situación de pobreza que viven las mujeres trans, y otros integrantes de la comunidad LGTBI, puede continuar expandiéndose.

“No solamente el ámbito educativo y del empleo, sino también en la salud, porque comunidades que son sexualmente explotadas o que son empujadas hacia la el trabajo sexual también se convierte en focos en los cuales la salud puede deteriorarse”, estableció. En consecuencia, menciona Soto, al realizar una actividad que no necesariamente desean se deteriora la salud física y mental.

“Lamentablemente, las enfermedades de transmisión sexual tienen una presencia muy fuerte, considerando que cerca del 70% de ellas participan de la práctica sexual remunerada”, precisa.

Todavía existen muchos retos que conciernen a las mujeres en trans y su calidad de vida. Anayely explica que en cuanto a la salud, se ejerce violencia sobre esta población cuando, por ejemplo, van a atenderse a un establecimiento de salud y son llamadas por su nombre legal y no el cual ellas escogieron.

“Hay varias formas en las que nos tratan mal y menosprecian. El Estado no sabe o no difunde sobre este tema. Hay burla de la gente, una no quiere levantarse cuando te llaman”, cuenta.

El trato tampoco es el mejor cuando se toca el tema de la seguridad. “La vulnerabilidad en la familia es muy fuerte en nosotras, cuando llegamos a la capital a veces vivimos en grupos de cinco, en grupo de diez. Siempre nos agrupamos para apoyarnos y ayudarnos. Somos poquitas los que vivimos solas”, indica.

Sin embargo, ellas mismas están tratando de cambiar esta realidad, tratando de generar un vínculo con las autoridades para concientizarlas.

“Hay organizaciones LGTB que apoya en el tema de sensibilizar. También estamos capacitándoles, dándoles a entender. Tú tienes que ir a la cabeza y hacerle comprender cuál es la metodología para que nos atiendan mejor”, puntualiza.

Llevar los servicios de salud a la ciudadanía

Soto sostiene que existe un mejor enfoque en lo que respecto a la atención de pacientes LGBTIQ+, es decir, acudir al encuentro de ellos, en lugar de que las personas tengan que movilizarse.

“Las ciudadanas tienen que ir por seguridad a un lugar y por salud al otro, pero con todo esto que es son ideas del siglo XIX. Hoy en el siglo XXI, la apuesta institucional de la gestión pública moderna, es cómo yo acerco el servicio a la ciudadanía, cómo yo acerco el servicio a quien más lo requiere, y allí sí puede servir las herramientas de la tecnología para identificar mejor con mapas epidemiológicos, en donde tengo más predisposición de estos males más allá de cuál es la identidad racial, la identidad sexual de las personas que los padecen”, explica.

“En la lógica de la problemática de la salud vinculada a las personas trans, en donde hay un elenco de exámenes que se pueden hacer monitoreos acudiendo y acompañándolas en su ámbito territorial”, añade.

Un ejemplo de esta práctica, cuenta Soto, fue el proyecto ‘Salud con Orgullo’, el cual atendió a más de 240 mujeres transgéneros en sus lugares de residencia. Ellas pudieron acceder a revisiones médicas, exámenes de VIH, sífilis, hepatitis B y C, consejería, tratamiento para ITS y vinculación para tratamiento del VIH.

Precisamente, Anayely participó de este programa y recibió charlas sobre liderazgo junto a otras mujeres, en un trabajo en conjunto de la Embajada de Alemania, Kerolab, Impulse y Roche Perú.

“Ahora sí hay mucha representación de lideresas de mujeres trans. En los últimos años, hay bastante representación por distritos, acá en Lima, y por regiones. Antes de la pandemia no había mucha representación”, comenta.

La presidenta de la Asociación Civil Estrella Fugaz Diversidad Inclusiva también recordó a los estudiantes de Derecho que su organización tiene las puertas abiertas para todos los que estén interesados en apoyar a la comunidad LGBTIQ+ en cuanto a asesorías legales ad honorem. Además, invitó a alumnos de carreras vinculadas a la Salud, como Psicología y Medicina, a realizar sus serums y alternancias en este espacio. Adicionalmente, indicó que la población en general puede apoyar con víveres.

Además, recuerda el contexto en que se da este escenario, ya que un aliciente fue que muchas de sus compañeras eran víctimas de sicariato por cobro de cupos. “Hay una demanda de mujeres trans que estamos saliendo adelante para parar con eso”, afirma con esperanza.

 

 

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