Por Francisco Lozano, Iluminada Ordóñez Casado

La renta básica como concepto abstracto para dar solución a los crecientes casos de personas y familias en riesgo de exclusión social o incluso para toda la ciudadanía por el simple hecho de residir en un determinado país, no es un tema que se pueda implementar de forma fácil ya que implica aspectos no sólo sociales sino también económicos, por lo que habría que determinar mecanismos de financiación adecuados. En este trabajo se parte del concepto de renta básica desde sus antecedentes más lejanos, en el siglo XVI, para describir a continuación cuáles son las características que la diferencian del resto de prestaciones que ya existen para paliar las situaciones de necesidad. Dichos elementos son su individualidad, universalidad e incondicionalidad a la hora de recibirla. Debido a las características que presenta esta figura se realiza un estudio sobre una posible financiación de la misma y se la vincula con la noción de pisos de protección social de la OIT. Se realiza asimismo un estudio comparativo entre la figura en estudio y las diferentes ayudas o prestaciones existentes en la actualidad (los subsidios asistenciales por desempleo, la renta activa de inserción y la renta agraria, las prestaciones no contributivas, las rentas mínimas autonómicas y el nuevo ingreso mínimo vital) para determinar qué rasgos la diferencian de cada una de ellas. Para concluir se propone la posibilidad de una implantación por etapas empezando por su concesión absolutamente incondicionada a las personas (casi exclusivamente mujeres) que se ocupan de las tareas de cuidado y del resto de actividades de sostenimiento del hogar familiar para ir incluyendo posteriormente a otros colectivos y de esta forma eliminar el complejo entramado de ayudas existente en la actualidad.

Fuente: Rabida