Customize Consent Preferences

We use cookies to help you navigate efficiently and perform certain functions. You will find detailed information about all cookies under each consent category below.

The cookies that are categorized as "Necessary" are stored on your browser as they are essential for enabling the basic functionalities of the site. ... 

Always Active

Necessary cookies are required to enable the basic features of this site, such as providing secure log-in or adjusting your consent preferences. These cookies do not store any personally identifiable data.

No cookies to display.

Functional cookies help perform certain functionalities like sharing the content of the website on social media platforms, collecting feedback, and other third-party features.

No cookies to display.

Analytical cookies are used to understand how visitors interact with the website. These cookies help provide information on metrics such as the number of visitors, bounce rate, traffic source, etc.

No cookies to display.

Performance cookies are used to understand and analyze the key performance indexes of the website which helps in delivering a better user experience for the visitors.

No cookies to display.

Advertisement cookies are used to provide visitors with customized advertisements based on the pages you visited previously and to analyze the effectiveness of the ad campaigns.

No cookies to display.

La longevidad impone un rediseño previsional

La publicación del BID Presente y futuro de las pensiones en América Latina y el Caribe, confirma mis planteamientos de que, en la actualidad, ni el diseño del sistema de reparto público, ni el de capitalización individual garantizan, una pensión digna y sostenible, en sociedades cada vez más longevas.

El informe, basado en un análisis de los sistemas de pensiones de 27 países de América Latina y el Caribe, cuestiona el mito de que América Latina y el Caribe es una región joven, señalando que, en realidad, estamos envejeciendo mucho más rápido que el resto del mundo, con proyección de una de cada cinco personas será mayor de 65 años para el 2050, como ya ocurre en Europa y Asia. Ahora tenemos más “viejos” que viven muchos más años.

Es necesario revisar y eliminar las inequidades de los sistemas de reparto que otorgan subsidios a los trabajadores de mayores ingresos con cotizaciones más regulares, ignorando la realidad del trabajador promedio, cuya inestabilidad laboral le impide cumplir con todos los requisitos para acceder a una pensión plena.

En los sistemas de beneficios definidos (reparto) existen elementos de diseño que castigan o desprotegen a los trabajadores con cotizaciones esporádicas, actuando como un impuesto regresivo. En los sistemas de contribución definida (capitalización), los cotizantes esporádicos tampoco reciben la pensión mínima, ni ningún tipo de seguro de longevidad.

De acuerdo con dicha publicación, los sistemas públicos de reparto (en países como Brasil, Honduras o Ecuador, entre otros) fueron diseñados para ser generosos con los trabajadores que contribuyen durante toda su vida laboral, en ocasiones perjudicando a quienes cotizan por debajo del mínimo de años para calificar a una pensión (entre 10 y 35 años).

En cambio, los sistemas de capitalización individual, presentes en países como Chile, Colombia, México y Perú, entre otros, ofrecen una tasa de reemplazo de un 40%, es decir, el monto de la pensión a percibir representa menos de la mitad del último salario del trabajador, sin derecho a recibir el subsidio implícito en el reparto.

En ausencia de cambios en el diseño, mayor desigualdad e inequidad

El análisis de los sistemas previsionales de 27 países de la región reveló que en los sistemas públicos de reparto el Estado subsidia alrededor de un 44% de la pensión promedio de quienes cotizan durante toda su vida laboral, “a veces dejando sin pensión a los afiliados de bajos ingresos que no pudieron hacer los aportes necesarios”.

El informe confirma la conclusión del estudio del FMI sobre el carácter regresivo de los subsidios en Brasil. “A pesar de que algunos sistemas otorgan porcentajes mayores a los trabajadores de menores salarios, los afiliados de altos ingresos reciben subsidios monetarios sustancialmente mayores que los de bajos ingresos”.

Según el BID, “en ausencia de cambios en el diseño de beneficios, las presiones demográficas harán que los sistemas sean cada vez más generosos con el individuo y más costosos para el Estado. Esto, unido a los cambios en el mercado de trabajo, también puede hacerlos cada vez más costosos (si más trabajadores consiguen pensionarse), o bien, más injustos y regresivos (si la tecnología erosiona las relaciones laborales)”.

Los expertos del BID recomiendan: 1) que los sistemas de pensiones aseguren el necesario equilibrio entre los beneficios y las aportaciones, eliminando elementos redistributivos no deseados; y 2) que los sistemas puedan afrontar, tanto el envejecimiento, como los profundos cambios en el mercado laboral.

Se cayó el techo o cómo decir adiós al siglo XX
10 de abril, aniversario del maestro Solano

Este nuevo estudio busca contribuir a cerrar la brecha de información existente sobre los sistemas de pensiones en América Latina y el Caribe. “Pese a su gran importancia para el ciudadano y para las cuentas del Estado, las características y consecuencias de los distintos diseños del sistema de pensiones son ampliamente desconocidas en la región”.

A fin de contribuir a reducir esta brecha lamentable y a fomentar una cultura nacional sobre el ahorro previsional, con todo respeto y consideración, solicito a los amables lectores una mayor reflexión sobre estos temas, y compartir con colegas, familiares y amigos, la necesidad de una reforma de la Ley 87-01 para garantizar pensiones dignas y sostenibles para todos.

 

 

 

Leer más @acento