La informalidad laboral y el desastre de las pensiones
Por Santiago Levy
Durante dos décadas, a partir de los años noventa, los países de América Latina y el Caribe se enzarzaron en un debate a propósito de cuál sería el tipo de sistema de pensión que mejor proveería para los ciudadanos jubilados. Se preveía que las poblaciones envejecerían rápidamente. Los presupuestos eran ajustados y las tasas de ahorro privado y nacional eran bajas. Había que encontrar una manera de garantizar las jubilaciones a la vez que se aumentaba el ahorro y se dejaba espacio para otros gastos del gobierno.
Había quienes pensaron que los países deberían conservar los sistemas tradicionales de reparto en los que las jubilaciones se pagan con las contribuciones actuales de la población trabajadora, más joven. Otros pensaban que debían adoptar los sistemas de capitalización individual basados en las contribuciones de las personas, más un retorno del mercado. El debate, que situaba los sistemas gestionados por el Estado frente a los sistemas dependientes del mercado, fue feroz y estuvo cargado de elementos ideológicos. También fue lamentablemente inadecuado.