Hacia un sistema de salud único, equitativo y solidario para Chile: Reflexiones sobre el pasado y propuestas para el presente

Por Camilo Cid Pedraza

La concepción ideológica que sustentó las políticas de seguridad social en Chile desde comienzos de la década de los ochenta —en dictadura— correspondió a aquella neoliberal más extrema. Desde los noventa en adelante —en democracia—, lo principal de estas políticas no se revirtió, sino que se mantuvo.
Es conocido que durante los noventa la influencia de algunos organismos internacionales, en particular de algunas de las instituciones Bretton Woods —como el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional—, fue muy importante en la adopción y consolidación de esta visión neoliberal (Homedes y Hugalde, 2005; Cid Pedraza, 2006; Riesco, 2012). Esta influencia consistió en la promoción de mecanismos de mercado y privatización de los sectores sociales, donde tradicionalmente estos mecanismos no existían, con el objetivo de corregir los problemas de eficiencia y supuesta insostenibilidad futura, diagnosticados en su momento en el caso de Chile por el régimen dictatorial que impulsó las llamadas “reformas modernizadoras”. Estas reformas fueron anunciadas en El
Ladrillo y comenzaron a aplicarse en 1975 en el llamado “Plan de Recuperación Económica” (De Castro, 1992; Morales, 2008).
A partir de la introducción de estas reformas, la eficiencia en los sistemas de seguridad social, como salud y pensiones, no solo no aumentó, sino que se bloqueó la consecución de los objetivos sociales que estas políticas deberían perseguir, como la equidad, la universalidad, la solidaridad y la sostenibilidad, en definitiva, la satisfacción de la sociedad en cuanto a sus necesidades de salud y supervivencia dignas en la vejez. Por el contrario, las situaciones que caracterizan a los sistemas de seguridad social en la actualidad chilena, particularmente en
salud, son la inequidad en el financiamiento y en los resultados, la pérdida de solidaridad entre generaciones y entre activos e inactivos, la discriminación y segmentación de la población en base a su riesgo y en base a su capacidad de
pago, es decir, una discriminación entre sanos y enfermos, y entre ricos y pobres (Cid Pedraza, 2006).

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