Estudios Económicos de la OCDE: México 2019

Por OCDE

El compromiso con los objetivos fiscales, la sólida gestión de la deuda, un tipo de cambio flexible y una adecuada orientación de la política monetaria han sostenido el crecimiento moderado pese a varios factores adversos afrontados en años recientes. La integración en las cadenas globales de valor impulsa un sólido crecimiento de las exportaciones, en tanto que la recuperación de los salarios reales, las abundantes remesas y el crecimiento del crédito han fomentado el consumo. La baja de la producción petrolera sigue representando un freno para la economía y la recaudación fiscal. La inversión se mantiene escasa, como un reflejo de la incertidumbre a nivel global y doméstico, pero también de la consolidación fiscal, la cual ha ayudado a detener el alza de la deuda pública aunque con una función redistributiva generalmente baja de la política fiscal.

El crecimiento moderado no ha mejorado el nivel de vida relativo. Esto refleja un bajo crecimiento de la productividad, a su vez influido por el deficiente rendimiento educativo, el frágil estado de derecho, los obstáculos a la competencia y la informalidad generalizada. Muchas de las reformas implementadas en fechas recientes para abrir la economía aún no han fructificado pues se requiere tiempo para que se concreten sus efectos, la implementación está aún en proceso y la reforma institucional está rezagada. Una creciente división entre una economía más productiva y moderna ubicada en el norte y el centro del país, y una economía más tradicional en el sur, refuerza la desigualdad. Pese al mayor gasto social, la pobreza y la desigualdad persisten. Se requiere mayor igualdad de oportunidades para las mujeres y la población indígena, para resolver la gran disparidad en bienestar.

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