A muchos les sorprende por qué en España no tienen éxito las formulas extendidas en otros países europeos de combinar la jubilación con la actividad laboral o prolongar la vida de activo. Son muchas las razones (salarios recortados al final de la carrera laboral, escaso interés de las empresas por los veteranos frente a los baratos contratos para jóvenes, pocos incentivos a seguir trabajando, entre otras) para que ello suceda, pero se entienden los recelos a tenor de los resultados del estudio de VidaCaixa presentado en Madrid: el 84% de los jubilados se siente libre para dedicarse a lo que más le interesa y solo el 1% opta por la jubilación activa.

El perfil del nuevo jubilado ha cambiado mucho. Están conectados a los nuevos dispositivos tecnológicos, vienen de largas carreras profesionales y se encuentran bien de salud. Y han dejado de ser activos en edad temprana porque antes de la crisis las empresas ofrecían buenas retribuciones a los mayores de 55 años para dejar el puesto de trabajo.

El estudio presentado por Tomás Muniesa, vicepresidente ejecutivo y consejero delegado de VidaCaixa, Jaume Giró, director general de la Fundación La Caixa; y Enric Fernández, director corporativo de planificación estratégica y estudios de CaixaBank, señala que el jubilado medio se retiró hace ocho años,  al cumplir los 62 años y medio.

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