Las reformas aprobadas en 2011 con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y en 2013 con el Ejecutivo de Mariano Rajoy, siguen dando frutos en forma de ahorros. En 2015 el Estado redujo la factura en pensiones en 1.000 millones, cifra que se incrementó hasta 1.148 millones en el 2016 y este año las previsiones son situarla en 1.200 millones, según se incluye en el Plan de Estabilidad remitido a Bruselas por el Gobierno. La suma de los tres años eleva estos ahorros a 3.348 millones de euros.

Estos menores desembolsos no impedirán que la Seguridad Social cierre el ejercicio con un déficit récord. La previsión es que 2017 registre un desfase del 1,5% del PIB, más de 17.000 millones de euros, aunque la realidad, pese al empuje de los ingresos por cotizaciones, es que estas previsiones no se cumplirán. El pasado mayo el Gobierno envió otras previsiones a Bruselas en las que estimaba que el sistema de previsión se anotaría en 2017 un déficit de 18.600 millones.

Para el año próximo el Gobierno deberá aprobar nuevos instrumentos para poder pagar las extras a los pensionistas, teniendo en cuenta que el Ejecutivo abonó el pasado junio 5.986 millones en prestaciones con cargo al préstamo del Estado a la Seguridad Social aprobado en los Presupuestos. El préstamo para 2017 asciende a 10.192 millones, lo que significa que para pagar la extra de verano se agotó casi el 60% en un solo pago, aunque la cuantía del fondo es ampliable. Además, el Gobierno sacó en verano 3.514 millones del Fondo de Reserva para completar el pago, lo que significa que la «hucha» de las pensiones tiene 11.602 millones. Estos recursos por sí solos son insuficientes para pagar las nóminas.

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