El futuro del trabajo en América Latina y el Caribe
Por Oliver Azuara, Anne Hand, Catalina Rodríguez, María Victoria Fazio, Lukas Keller, María Teresa Silva-Porto
La pandemia de COVID-19 representa el mayor desafío para la sociedad de las últimas décadas. Además de afectar a la salud de millones de personas, también está generando una crisis económica y de desempleo en todo el mundo1. La pandemia está cambiando tanto la manera de producir como de consumir bienes y servicios, por lo que es muy probable que estos efectos puedan ser permanentes y que distintas ocupaciones cambien radicalmente o, incluso, desaparezcan. Este fenómeno está afectando severamente a América Latina y el Caribe, pues es la región más desigual del mundo, lo que la hace más vulnerable. La mayor parte de los trabajadores de nuestra región trabajan en el sector informal y carecen de una red de protección social. Pese a que nuestros países han enfrentado diversas y profundas crisis, la naturaleza de la crisis generada por el COVID-19 y sus efectos sobre el empleo son diferentes. Las medidas de confinamiento y distanciamiento social establecidas por los gobiernos para mitigar la propagación del virus han afectado a la mayoría de los empleos y es muy probable que varios millones se destruyan de forma permanente. De acuerdo con el Observatorio Laboral COVID-19 del Banco Interamericano de Desarrollo, los niveles de desempleo y pobreza laboral han incrementado: En junio de este año llegaron a perderse casi 24 millones de empleos, lo que representa el mayor número registrado para la región 2.
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