Colombia. Formalidad y ahorro, lo que necesitan las pensiones

La reforma pensional del Gobierno de Gustavo Petro se pondrá en marcha en julio del 2025. Queda menos de un año para que se prepare el camino de la implementación, lo cual pone a las entidades del Gobierno, administradoras de pensiones y privados a pensar en cómo deben insertarse en este cambio de modelo y aprovechar mejor el funcionamiento del nuevo sistema.

Hoy, Colombia tiene dos regímenes pensionales: el administrado por Colpensiones, que es público, y el privado. El Estado tiene que destinar cerca de 30 billones de pesos del Presupuesto General de la Nación para cubrir la desfinanciación del sistema público y pagarles las mesadas a los pensionados.

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La Ley que aprobó el Congreso para reformar el sistema pensional es una de las principales reformas sociales del gobierno Petro. Este busca que los dos regímenes pensionales dejen de competir y se complementen.

Para que la reforma pensional funcione, el Gobierno se tiene que poner en sintonía: los ministerios de Hacienda, Trabajo y Salud, Colpensiones, el Banco de la República y agencias del Estado como la Unidad de Regulación Financiera y la Superfinanciera tendrán que tener una buena comunicación y trabajar de la mano al mismo ritmo.

“Todos hacen parte de ese ecosistema público que tendrá que estar involucrado en la reforma, pero principalmente Colpensiones y las administradoras de pensiones y cesantías y Asofondos”, aseguró Andrés Mauricio Velasco, presidente de Asofondos.

En lo económico, Colombia tiene grandes retos. Uno de los principales tiene que ver con la participación laboral de mujeres y jóvenes, además de incrementar la formalización de los trabajadores que, según las más recientes cifras del Dane, llega al 55,8%.

“La formalidad le sirve al Gobierno Nacional por los ingresos fiscales, pero también para localizar políticas públicas que lleven a la población a superar umbrales importantes en igualdad, pobreza y equidad. También les sirve a las empresas para acceder a muchos más servicios”, dijo Andrés Mauricio Velasco durante su intervención en el Foro Pensión y Futuro que se celebró en el Centro de Eventos El Tesoro, organizado por EL COLOMBIANO, Protección, Valora Analitik y la Cámara de Comercio de Medellín.

En este evento se discutió sobre los cambios que va a significar para el país la reforma pensional, los desafíos que propone, los impactos, la implementación de la misma y cómo se incluyen a las mujeres y los jóvenes en esta reforma, dos grupos poblacionales clave para dinamizar la economía nacional.

Un desafío de todos

La pirámide poblacional en Colombia se está invirtiendo. La tasa de natalidad ha venido cayendo y estamos en un punto de crecimiento negativo de la población antes de lo esperado. En 2065 habrá alrededor de 21 millones de adultos mayores en Colombia.

Colombia tendrá una gran población de adultos mayores y menos personas para soportar las pensiones del sistema. Este es un fenómeno que es muy común en el mundo, pero que en el país tiene sus especificidades.

“Con esta reforma pensional, si bien se le apuntaba a algunos objetivos del programa del presidente, pues no se alcanzaba con unos objetivos que requiere una reforma pensional estructural”, dijo Juliana Manrique, directora Laboral de la Vicepresidencia de Asuntos Jurídicos de la Andi.

Una de las dudas que quedan a futuro sobre esta reforma es la sostenibilidad que vendría con un cambio paramétrico, es decir, del aumento en la edad de pensión o en las semanas requeridas de cotización para alcanzar la pensión.

Para esto, la esperanza de vida tiene que ser un tema de conversación en la discusión nacional. Los países de la Ocde tienen una esperanza de vida de 80 años y los colombianos tienen una esperanza de vida de 77 años. Esta es una variable a tener en cuenta a la hora de pensar el sistema pensional.

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“Ahora lo que estamos haciendo es pasando un costo grande para las generaciones que vienen. Cambiar la edad, las semanas y el umbral mitigaría un poco ese costo que le estamos transfiriendo a las generaciones futuras”, explicó César Tamayo, decano de la Escuela de Finanzas, Economía y Gobierno de la universidad Eafit.

Los jóvenes y el ahorro

El papel de los jóvenes cobra cada vez más importancia para aportar a este sistema, sobre todo por la baja natalidad y por cómo se ha invertido la pirámide poblacional. Para que el modelo funcione como está planeado se requieren 11 personas aportando por cada pensionado, pero ahora en Colombia solo hay 3,6 aportantes por cada pensionado y se estima que en 2050 la relación será de 2 a 1.

Es muy común que los jóvenes piensen que no lograrán pensionarse por las condiciones sociodemográficas a las que se enfrenta el país. Además, el número de jóvenes que ni estudian ni trabajan viene en aumento.

“Uno de los puntos que más resalta en el mundo laboral frente a los jóvenes es que el número de los que ni trabajan ni estudian es más alto. “Nuestros jóvenes no ahorran porque son ‘ninis’ y porque se están yendo del país”, dijo Juliana Morad, directora del Departamento de Derecho Laboral de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Javeriana.

La catedrática explica que esta es una problemática que el Gobierno no está atendiendo de la manera correcta, porque no les está brindando a los jóvenes las oportunidades para insertarse en el mundo laboral y que la educación no está garantizando un retorno que implique un puesto de trabajo.

“Si el país logra eso, por añadidura va a haber una mejor vinculación al sistema pensional, una mejor posibilidad de acumular semanas de cotización y eso va a traer unos beneficios adicionales”, explicó Juan Pablo Espinosa, vicepresidente de Riesgos de Protección.

Para Espinosa, la inserción de los jóvenes en el mercado laboral es clave, pero hay algo más que dicen los datos demográficos y que es un mensaje claro para todas las generaciones: “El ahorro va a ser la única posibilidad que vamos a tener para poder financiar nuestro futuro cuando ya no trabajemos”, concluyó.

 

 

 

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