Chile. Reforma de pensiones y reducción de brechas en género

Una nueva conmemoración del Día Internacional de la Mujer es un marco propicio para revisar las propuestas que estipula el proyecto de reforma previsional presentado por el Presidente Gabriel Boric Font y que ayudan a reducir  las brechas de las pensiones entre hombres y mujeres.

En este ámbito ha existido una brecha significativa tanto en la cobertura como en los montos de las pensiones percibidas por hombres y mujeres. Lo anterior, se explica porque el sistema contributivo se construyó bajo la lógica de la capitalización individual, la que, por definición, responde únicamente a la historia laboral que tuvo la persona en sus trabajos remunerados.

Sin embargo, la menor participación laboral de las mujeres, la brecha salarial, mayor rotación laboral, entre otras, explican gran parte de la brecha en pensiones y sus orígenes se encuentran, principalmente, en el rol cultural  de cuidado no remunerado que ejercen las mujeres.

Además, el diseño del actual sistema contribuye a expandir la brecha en pensión tanto para mujeres de ingresos altos como para las más vulnerables. Una mujer con igual profesión, salario, años cotizados, igual composición de grupo familiar, edad de jubilación y monto acumulado en su fondo de pensión que un hombre, tendrá siempre una pensión menor por la mayor expectativa de vida que se le asigna.

Resultado: la mediana de la pensión contributiva de ellas alcanza a $30.685, contrastando con los $137.310 de los hombres. Las pensiones autofinanciadas de las mujeres bajo el actual sistema de capitalización individual terminan reflejando el cúmulo de desigualdades enfrentadas a lo largo de su vida, y no premia su trabajo y esfuerzo personal realizado.

La reforma de pensiones a través de la creación del “Sistema Mixto” avanza en el cierre de la brecha de género a través de la creación del “Seguro Social” de capitalización colectiva en el pilar contributivo. Valora y profundiza las medidas implementadas por los gobiernos de Michelle Bachelet Jeria y Sebastián Piñera Echenique en materia de contribución estatal al sistema, el fortalecimiento del pilar no contributivo de la Pensión Básica Solidaria, hoy Pensión Garantizada Universal.

El Seguro Social del 6% de capitalización colectiva aportado por las empleadoras y los empleadores permite incorporar mecanismos que comparten el riesgo. El 30% de lo cotizado al Seguro Social es repartido en partes iguales entre las personas que contribuyen. Al ser las mujeres las que en promedio reciben menores ingresos laborales, son ellas las más beneficiadas con la creación de esta pensión. El Seguro Social reconoce las labores de cuidado y maternidad, entrega un complemento económico por hijo o hija nacida viva, incluye una compensación por expectativa de vida que corrige el efecto que tienen las tablas de mortalidad diferenciadas en las pensiones.

Finalmente, reconoce que, para que las políticas públicas tengan enfoque de género, es importante incluir a más mujeres en puestos de decisión, a través de, por ejemplo, la designación de consejeros y consejeras para el Administrador Previsional, el Inversor Público y los inversores privados.

De aprobarse la reforma hoy, las pensiones suben para todas las mujeres y la brecha de género se reduce para las actuales y futuras pensionadas. Por ejemplo, la brecha desaparece para todas las mujeres de 65 años, que hayan cotizado la mitad de su vida y cuyos ingresos laborales promedio no superen el $1.500.000. Para el 10% restante de mujeres que están en tramos de ingreso más altos, las pensiones también suben. Si bien no se logra eliminar la brecha, esta se reduce considerablemente.

Por lo tanto, la reforma de pensiones no solo beneficia a la mayoría. Las mujeres son protagonistas.

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