Ahorrar para desarrollarse: Cómo América Latina y el Caribe puede ahorrar más y mejor
Por Eduardo Cavallo y Tomás Serebrisky –
En las discusiones sobre desarrollo se suele escuchar que América Latina y el Caribe ahorra poco. Y los datos están ahí para demostrarlo: la región ahorra entre 10 y 15 puntos porcentuales del producto interno bruto (PIB) menos que los países más dinámicos de Asia emergente. En el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) sabemos que entender por qué ocurre esto, y —sobre todo— cómo y en qué ahorra América Latina es crucial para su crecimiento económico y el bienestar de su población. Por eso hemos decidido dedicar la edición 2016 de nuestra publicación institucional Desarrollo en las Américas (DIA) a estudiar el tema y a proponer soluciones para este problema crucial.
Los motores que han venido empujando el crecimiento económico de América Latina y el Caribe en el período posterior a la crisis financiera internacional se han ido debilitando gradualmente. La región ya no cuenta con la ayuda de una coyuntura externa favorable, y por ende es tiempo de buscar nuevas fuentes domésticas que den impuso a nuestras economías. La respuesta habitual a la insuficiencia relativa de ahorro en la región es que su impacto sobre el crecimiento también es bajo, ya que, a la postre, los países siempre pueden recurrir al ahorro externo como fuente de financiamiento de sus necesidades de inversión.
Creemos que esta visión ignora algo fundamental: que es muy difícil atraer capitales en condiciones favorables del exterior si los propios latinoamericanos no ahorramos e invertimos en nuestros países. Y, en la actual coyuntura, cuando los tipos de interés en el mundo avanzado están al alza y los capitales ya no abundan, la prescripción de recurrir al ahorro externo como paliativo de nuestro bajo ahorro probablemente sea más incierta y arriesgada que en el pasado inmediato.