Retos y reformas en materia de pensiones
Por José Luis Tortuero Plaza
Junto a los impactos del factor demográfico y la llegada de la generación del baby boom, se hace referencia al factor económico, en el sentido de que el sistema productivo y todas sus derivaciones están sufriendo las consecuencias de todo un conjunto de fenómenos de distinta naturaleza y de carácter global. Prácticamente enlazadas en el tiempo se han y se están sucediendo la gran crisis financiera, la pandemia con sus múltiples efectos –incluidos la actual escasez de materias primas y el correspondiente desabastecimiento que impactará en la mayoría de las actividades económicas, con sus importantes consecuencias–, las transformaciones producidas por la robotización y la inteligencia artificial.
Con esta fotografía, afrontar una reforma urgente y necesaria del sistema de protección social es un reto de primera magnitud. Afortunadamente, una de las características más relevantes de las reformas de las pensiones es, sin duda, el reencuentro reformista con los espacios del pacto político y del diálogo social.
El espacio reformador tiene tiempos escalonados y una pluralidad de materias –mayores y menores– que están vinculados a la programación y ejecución de programas de reforma. Las acciones que concretan esta orientación se recogen como uno de los componentes más destacados del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que ha de guiar la ejecución de fondos europeos hasta 2023 a través del instrumento Next Generation EU. Así, dentro del componente 30 se reúnen un conjunto de reformas del sistema de pensiones que dan cumplimiento a las principales recomendaciones del Pacto de Toledo (2021) y que, en buena medida, se plasman en un conjunto normativo en distintas fases.
Las reformas son múltiples y de importante calado, desde la creación del ingreso mínimo vital, la reordenación del complemento por maternidad (ahora referido a la brecha de género), el sistema de revalorización de las pensiones, la reordenación de los distintos tipos de jubilación, la equiparación de las parejas de hecho a las matrimoniales en materia de pensión de viudedad. Junto a todas ellas, las importantes y novedosas reformas en materia de ingresos, desde la creación del mecanismo de equidad intergeneracional hasta un avance más que notable en la separación de fuentes, procediendo a la eliminación de buena parte de los denominados «gastos impropios», que pasan a ser asumidos por el Estado. También se ha producido un avance considerable en la reordenación de la protección complementaria, que verá sus frutos en la segunda parte de la legislatura.
Fuente @CEF