Origen y mantención de la informalidad en la Región de América Latina y el Caribe

Por Orielle Solar, María José González y Patrizio Tonelli

En este primer apartado se abordan algunos antecedentes que han acompañado el debate de la informalidad, así como también, se realiza un breve recorrido por las tres principales perspectivas que se han desarrollado en torno a este concepto desde la década del setenta a nivel global pero particularmente en la región. Asimismo, se discuten algunos aspectos críticos del concepto, se exponen los principales modelos utilizados para la medición de la informalidad, así como sus respectivas aplicaciones y, finalmente, se exponen algunos desafíos metodológicos sobre la conceptualización y medición de la informalidad.

Antecedentes: desde la marginalidad hacia el sector informal

A partir de los años cincuenta del siglo XX se desarrolló en América Latina un conjunto de teorías en el campo de las ciencias políticas y sociales, que ponen en el centro de su preocupación la discusión sobre cómo lograr el desarrollo en los países de la región, en un contexto de pobreza crónica y desigualdades históricamente arraigadas. Estas teorías realizaron un diagnóstico común sobre la existencia de un sector de la sociedad que no era parte de los procesos de modernización o desarrollo y que estaba, por lo tanto, determinado por la exclusión y marginalidad.

Las teorías a las que se hace referencia son la teoría desarrollista, la teoría de la modernización y la teoría de la dependencia (Cortés, 2002; Neffa, 2008, 2009; Portes & Schauffler, 1993; Saraví, 1996; Yussuf, 2011). Dentro de la corriente desarrollista, uno de los primeros abordajes sobre esta problemática se encuentra en los estudios de Lewis sobre las economías de los países en desarrollo (Neffa, 2008, 2009), el cual las clasifica en dos grandes sectores: uno tradicional –sector primario, especialmente agrario– y un sector moderno o capitalista –con predominación de la industria y los servicios–. Plantea que en el sector tradicional existe una sobreoferta de fuerza de trabajo que, dada su inactividad o desempleo, estimula las migraciones rural-urbanas, lo que hace que estos migrantes pasen a ser trabajadores marginales, pues quedan excluidos de la economía moderna.

Fuente: Flasochile