Crisis climática, ¿oportunidad o riesgo? Los inversores empiezan a mirar al ‘oro azul’

La conciencia sobre la importancia del cambio climático ha empezado a arraigar también entre la comunidad inversora. Tanto es así que, mientras proliferan los fondos sostenibles que solo invierten en compañías comprometidas con los parámetros ESG, las empresas han comenzado a incluir en sus folletos continuados y demás documentación los riesgos y el impacto que tiene en su negocio esta cuestión.

Tanto es así que hasta el Banco Central Europeo ha decidido incluir el riesgo por el cambio climático en los test de estrés que hace a la banca. Sin embargo, hay quien empieza a hacer de la necesidad virtud y, mientras la gran mayoría apuesta por poner su granito de arena en la lucha por el futuro del planeta, otros ven en este proceso, además, una buena oportunidad de negocio.

Aspectos como los fenómenos meteorológicos extremos, con más periodos de sequía y de inundaciones, la desertización por el aumento de la temperatura, el deshielo y el aumento del nivel de los océanos tienen un denominador común: el agua.

El concepto de ‘estrés hídrico’ empieza a estar cada vez más presente en los foros internacionales. Se entiende por ‘estrés hídrico’ la brecha entre la disponibilidad a largo plazo entre recursos renovables de agua y las demandas presentes y futuras. Según los últimos datos del World Resources Institute, de los 17 países más áridos, 12 se encuentran en Oriente Medio. Sin embargo, mientras que en España, por ejemplo, se consumen unos 136 litros por habitante y día o en Alemania 125 litros, en Qatar, que es el país más seco del planeta, se están consumiendo 400 litros por persona/día.

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