Mucho se ha hablado sobre la conveniencia de los distintos sistemas de pensiones y sobre cómo es que los sistemas basados en cuentas individuales terminan con recursos insuficientes para pagar pensiones del mismo nivel que se pagaba en regímenes anteriores. Desafortunadamente, los regímenes de beneficio definido ya no son una alternativa viable en ningún lugar del mundo.

Los esquemas pensionarios de beneficio definido se sustentaban en varios factores de la dinámica poblacional que ya no son compatibles con la realidad. Cuando estos sistemas se establecieron, la pirámide poblacional tenía exactamente esa figura, la de una pirámide, esto es: existía una gran cantidad de personas en edad productiva pagando contribuciones al estado que permitían pagar las pensiones de un pequeño grupo de adultos mayores que habían dejado de laborar. Entre 1950 y el 2019, la esperanza de vida para la población mayor a 65 años se ha incrementado en cerca de 50 por ciento.

En 1950, se esperaba que una persona viviera poco más de 12 años después de su jubilación, en el 2019 esta esperanza es de 16.6 años para los hombres y 18.6 años para las mujeres. Para el 2050 se espera que los hombres vivan 18.2 años más allá de los 65 y mientras que las mujeres, 20.8. Aunado a esto, la tasa de natalidad era de 6.83 hijos por mujer en 1970, mientras que para el año 2000 ya había disminuido a 2.72 y en la actualidad es de 2.18.

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