¿Queremos o no mayor ahorro para el retiro en México?

Dejar de ahorrar para el retiro es poner en juego la estabilidad y certidumbre de nuestro futuro y el desarrollo presente y potencial del país

De manera individual las afores pueden responder con acciones que llevan a un menor ahorro voluntario o a ofrecer servicios de menor calidad

En 1997, para hacer frente a los cambios demográficos que vivía nuestro país —el adelgazamiento de la base de la pirámide poblacional, su ensanchamiento en la parte superior, y el aumento de esperanza de vida de los mexicanos— se reformó el Sistema de Ahorro para el Retiro (SAR). El anterior esquema, en el que los trabajadores en activo contribuían para pagar las pensiones de los trabajadores en retiro, no era sostenible ya, al haber cada vez menos jóvenes fondeando a un grupo cada vez mayor de retirados.

Con la reforma, cada trabajador contribuiría a lo largo de su vida productiva para la conformación de un fondo individual que constituiría su retiro, ofreciendo la posibilidad de mejores condiciones de vida al momento de retirarse, así como mayor certidumbre, pues la cantidad de recursos que recibiría cada trabajador en el futuro dependería sólo de sus ahorros y del rendimiento acumulado de éstos, por lo que era probable incluso que algunos trabajadores eligieran seguir trabajando más allá de la edad mínima de jubilación, para engrosar los ahorros con los que contarían al retirarse.

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