Los caminos del desarrollo del tercer mundo al mundo emergente

Por Héctor Guillén Romo

En el contexto de la transformación de algunas economías de lo que antaño se denominaba el tercer mundo en economías emergentes se analizan, en una primera parte, las teorías del desarrollo. Se comienza con la presentación del pensamiento económico dominante, de orientación anglosajona, en materia de desarrollo: desde los “pioneros del desarrollo” hasta las ex­periencias aleatorias de terreno, pasando por las contribuciones de los nuevos keynesianos y la nueva escuela institucionalista. Se continúa con la teoría del desarrollo de Perroux y sus vínculos con el enfo­que de Sen. Finalmente, se concluye la parte teórica con la presentación del pensamiento económico latinoamericano desde el estructuralismo hasta la nueva orientación de la CEPAL que pone énfasis en la acción del Estado, superando las desviaciones neoclásicas y neoliberales de los neoestructuralistas. La Economía del Desarrollo ha tenido que modificar cada vez más el paradigma del “hombre económico”, de mercado autoequilibrado y de preferencias estables, para tomar en cuenta el cuadro incitativo en el cual actúan los individuos en los países subdesarrollados. Las normas sociales y las instituciones juegan un papel esencial en el proceso de transformación económica y social, en constante interacción con las formas del Estado en dichos países. En la segunda parte, se comienza por examinar las estra­tegias exitosas de desarrollo en algunos países asiáticos. Posteriormente se analizan las estrategias de desarrollo en América Latina desde el desarrollo “hacia afuera” hasta el desarrollo “hacia adentro” y el punto de inflexión de las políticas económicas seguidas desde principios de los años ochenta. Desde entonces numerosos países latinoamericanos se pliegan, en mayor o menor medida, al Consenso de Washington. Mientras algunos países asiáticos tenían éxito siguiendo estrategias de desarrollo en las que el Estado jugaba un papel más amplio que el minimalista que recomendaban los fanáticos del libre mercado, América Latina adoptaba con entusiasmo las políticas del Consenso de Washington guiadas por la utopía de la creencia neoliberal en las terapias de choque. Los éxitos de algunos países asiáticos y los fracasos de América Latina proporcionan excelentes razones para rechazar el Consenso de Wash­ington, incluso en su versión con rostro humano, a pesar de todos los problemas que han enfrentado recientemente los países que han pretendido adoptar una vía alternativa.

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