México. El plan de bancarizar a los más pobres es bueno, pero se puede desequilibrar el gasto, alertan

La inclusión financiera es una tarea en la que se enfocaron los países en al menos las dos últimas décadas. En México aún falta para alcanzar el objetivo y como muestra están los índices de pobreza, desigualdad e informalidad laboral. De acuerdo con analistas, el plan del nuevo Gobierno federal es sensato, adecuado y urgente, el problema es que puede enfrentar en el corto plazo obstáculos para sostenerse.

El problema de la inclusión financiera en México puede verse reflejado en los niveles de pobreza, de desigualdad, de crecimiento económico e informalidad laboral. El programa del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador, a decir de especialistas en el tema, es más que adecuado, pero el hecho de que repose en programas sociales podría hacer de éste una política poco sostenible para el erario y que dé, en corto plazo, números engañosos.

El Programa de Impulso al Sector Financiero presentado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), parte de que la tenencia de cuentas de ahorro en México es baja comparada con países similares. Y aunque los pagos con tarjeta –débito o crédito- aumentaron entre 2000 y 2016, todavía es bajo como proporción del Producto Interno Bruto.

El 40 por ciento de los adultos en México tiene una cuenta de ahorro para el retiro o Afore y el 4.9 por ciento hace aportaciones voluntarias a su cuenta de ahorro para el retiro. El 49 por ciento de los hombres y el 31 por ciento de las mujeres tienen una cuenta de ahorro para el retiro, lo que representa una brecha de género de 18 puntos porcentuales.

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