1 de cada 3 peruanos no contrataría a una persona LGBT

Hoy se conmemora el Día Internacional del Orgullo LGBT. Al 2023, más de 1 millón 700.000 peruanos se identifican con una orientación sexual no heterosexual. La discriminación y el no reconocimiento de sus derechos fundamentales —vida, integridad, identidad, salud, trabajo y educación— son los principales problemas que deben enfrentar, considerando que no existe un marco normativo concreto que los respalde, según la Defensoría del Pueblo.

Dichas taras sociales reveladas por la encuestadora repercuten en la economía. El 30% de los peruanos no contrataría a una persona homosexual y en caso de una trans, la tasa se eleva al 37%.

Juan Fonseca, profesor del Departamento de Humanidades de la Universidad del Pacífico, sostiene que las cifras reflejan no solo la grave injusticia social sino también se interpretan como una pérdida significativa del capital humano.

¿Cómo afecta a la economía?
El 67,6% de los peruanos LGBTIQ+ tiene un empleo, sin embargo, el 37,8% está sujeto a un contrato temporal —es decir, se limitan sus posibilidades de acceder a beneficios laborales o de sindicalizarse—. Además, 10,8% trabaja en su propio negocio y 8,1%, por su propia cuenta. Mientras que un 32,4% no tiene empleo.

De la masa laboral no heterosexual, 4 de cada 10 prefiere no expresar su orientación por miedo a ser discriminados y despedidos —este último escenario sería un despido injustificado, según un reporte del Instituto de Estudios Sindicales (IESI)—.

“Estos mecanismos de contratación como la tercerización suelen generar que los trabajadores LGBTI carezcan de estabilidad laboral y se vean impedido de obtener pruebas contundentes para efectuar una denuncia ante un despido por su orientación sexual y/o identidad de género”, puntualiza el IESI.

En esa línea, 5 de cada 10 trabajadores LGBTIQ+ tiene un ingreso mensual de entre S/930 a S/2.000 y un 13,5%, de entre S/2.000 a S/3.000.

Sin garantías ni oportunidades laborales
Otro de los factores que impiden su inclusión laboral es el impedimento de contar con un DNI que los represente. Aquí, Fonseca añade que la falta de oportunidades laborales, en la mayoría de personas trans, hace que recurran al trabajo sexual, exponiéndose a riesgos considerables y privan al país de su talento y potencial productivo. “En ultima instancia debilita nuestra economía y cohesión social”, anotó.

Es menester precisar que un 63% de las personas LGBTIQ+ han sido discriminadas, en un contexto donde el 71% de los peruanos reconoce que este grupo es discriminado. La salud mental se ve afectada con esta realidad: el 60% de los trabajadores LGTBIQ+ reporta síntomas de ansiedad, baja autoestima e inseguridad y un 58%, sufre de depresión.

Urge un cambio cultural para promover y concientizar sobre la salud integral de la comunidad LGBTIQ+, dice Fonseca.

No todo es negativo. Un 70% de los activistas LGBTIQ+ reconoce que el trato en sus centros de trabajo es respetuoso, y al menos uno de cada 10 está sindicalizado —pese a que los derechos laborales de su grupo no estén en la agenda sindical—, acotan desde el IESI.

 

 

 

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